La leyenda activa del tenis mundial Roger Federer, consumó su decimo sexto Grand Slam tras derrotar al escocés Andy Murray, en uno de esos días donde los especialistas lo denominan de oficina para el suizo, un contúndete, 6-3,6-4 y 7-6(13-11), consiguiendo su cuarto abierto australiano.
El suizo cambio las lágrimas del pasado año por una sencilla sonrisa, cuando el español Rafael Nadal lo derrotó en la final adentro de la Rod Laver Arena y muchos pensaban que el número uno estaba liquidado, que el declive era inminente, después de haber perdido también la casilla de honor en el ranking mundial y su quinta final en torneos grandes frente al de Manacor.
Pero les enseño a todos que no es una máquina, que es un ser humano, muchas veces lo ha dicho: “Construí un monstruo que nunca puede perder”. Quizás sea cierto, nos acostumbró a ganar todo y eso no es sano. ´
Sin embargo la resurrección de su Majestad se dio en el último Roland Garros, la codiciada joya que le faltaba a su vitrina por fin llegó, después de perder en tres finales consecutivas a manos de su bestia negra Nadal, el expreso suizo se convirtió en el sexto hombre en conseguir triunfar en los cuatros grandes y quitarse el fantasma de grandes jugadores que nunca pudieron lograr la hazaña.
Después de triunfar en Paris, el próximo objetivo era destronar a Pete Sampras, como el máximo ganador de torneos Grandes con 14 y no había un mejor sitio para hacerlo que en la catedral del Tenis Wimbledon, en el césped donde comenzó su leyenda en el 2003 ganando su primer torneo grande frente a Philippousis y casualmente un norte americano trataría de impedirlo, tras cinco sets de gran intensidad, Roger venció a Andy Roddick para consagrar su décimo quinto título.
Retomar el número uno fue cuestión de tiempo, aunque para lograrlo sufrió una derrota en el abierto de los Estados Unidos frente a Juan Martín del Potro y para cerrar el año cayo en la Copa Máster en semifinales contra Davydenko.
Lo que hace más grande al reloj suizo, es sus consistencias, 23 semifinales consecutivas en torneos grandes, no pierde en una fase previa desde 2004 en Francia, ha estado en 18 de las últimas 19 finales de Grand Slam, sólo fallo en Australia 2008 cuando perdió con Djokovic en la penúltima fase de esa edición.
Luego de tantos triunfos y records, todos nos preguntamos: ¿Qué motivaciones profesionales puede tener la perfección suiza?, sólo dos asignaciones pendientes le quedan por hacer, es ganar el Federer Slam, eso significa obtener los cuatros títulos grandes el mismo año, sólo Don Budge y Rod Laver lo han conseguido, y la medalla de oro en los juegos olímpicos. Pero si no lo logra, creo que sin lugar a dudas estamos observando al mejor jugador de todos los tiempos, con el permiso de Budge, Perry, Laver, Lndl, Borg, Vilas, Mcnroe, Agassi y Sampras.
El suizo cambio las lágrimas del pasado año por una sencilla sonrisa, cuando el español Rafael Nadal lo derrotó en la final adentro de la Rod Laver Arena y muchos pensaban que el número uno estaba liquidado, que el declive era inminente, después de haber perdido también la casilla de honor en el ranking mundial y su quinta final en torneos grandes frente al de Manacor.
Pero les enseño a todos que no es una máquina, que es un ser humano, muchas veces lo ha dicho: “Construí un monstruo que nunca puede perder”. Quizás sea cierto, nos acostumbró a ganar todo y eso no es sano. ´
Sin embargo la resurrección de su Majestad se dio en el último Roland Garros, la codiciada joya que le faltaba a su vitrina por fin llegó, después de perder en tres finales consecutivas a manos de su bestia negra Nadal, el expreso suizo se convirtió en el sexto hombre en conseguir triunfar en los cuatros grandes y quitarse el fantasma de grandes jugadores que nunca pudieron lograr la hazaña.
Después de triunfar en Paris, el próximo objetivo era destronar a Pete Sampras, como el máximo ganador de torneos Grandes con 14 y no había un mejor sitio para hacerlo que en la catedral del Tenis Wimbledon, en el césped donde comenzó su leyenda en el 2003 ganando su primer torneo grande frente a Philippousis y casualmente un norte americano trataría de impedirlo, tras cinco sets de gran intensidad, Roger venció a Andy Roddick para consagrar su décimo quinto título.
Retomar el número uno fue cuestión de tiempo, aunque para lograrlo sufrió una derrota en el abierto de los Estados Unidos frente a Juan Martín del Potro y para cerrar el año cayo en la Copa Máster en semifinales contra Davydenko.
Lo que hace más grande al reloj suizo, es sus consistencias, 23 semifinales consecutivas en torneos grandes, no pierde en una fase previa desde 2004 en Francia, ha estado en 18 de las últimas 19 finales de Grand Slam, sólo fallo en Australia 2008 cuando perdió con Djokovic en la penúltima fase de esa edición.
Luego de tantos triunfos y records, todos nos preguntamos: ¿Qué motivaciones profesionales puede tener la perfección suiza?, sólo dos asignaciones pendientes le quedan por hacer, es ganar el Federer Slam, eso significa obtener los cuatros títulos grandes el mismo año, sólo Don Budge y Rod Laver lo han conseguido, y la medalla de oro en los juegos olímpicos. Pero si no lo logra, creo que sin lugar a dudas estamos observando al mejor jugador de todos los tiempos, con el permiso de Budge, Perry, Laver, Lndl, Borg, Vilas, Mcnroe, Agassi y Sampras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario